DEL CONFLICTO AL ENTENDIMIENTO
- lafabricadelcambio
- hace 2 días
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CÓMO HABLAR CLARO SIN ROMPER PUENTES
Hay un momento que todas las personas conocemos bien: la incomodidad previa a una conversación difícil. El nudo en el estómago, la duda de si decirlo o callar, y ese pensamiento repetido de “mejor lo dejo pasar, no merece la pena”. Y, sin embargo, sí que la merece. No podemos pasar toda la vida huyendo, no es sano ni productivo. Debemos cambiar desgaste por oportunidades.
Lo que está en juego no es solo “decir lo que pienso”, sino cuidar el vínculo con la otra persona. Aquí es donde entra en escena la Comunicación Abierta y No Violenta (CANV): no como una técnica rápida para “no enfadarse”, sino como un cambio profundo de intención en nuestra forma de relacionarnos.
De reaccionar a conectar
La educación que hemos recibido —en casa, en la escuela, en el trabajo— rara vez nos ha enseñado a escuchar de forma empática. Más bien lo contrario: aprendimos a responder rápido, a defendernos, a justificarnos o a contraatacar cuando algo nos molesta. Ese patrón reactivo, por comprensible que sea, suele acabar cerrando los canales de comunicación y aumentando la distancia.
La CANV propone otro camino: pasar de la reacción automática a la conexión consciente. Es decir, elegir cómo quiero estar en la conversación antes incluso de abrir la boca. El objetivo no es ganar la discusión, sino generar un espacio en el que ambas partes se sientan vistas y escuchadas.
El miedo al conflicto (y cómo desarmarlo)
Evitar conversaciones incómodas es humano. El miedo a la reacción de la otra persona es legítimo. Pero cuando callamos siempre, terminamos acumulando desgaste, frustración o incluso resentimiento. En cambio, abordar esas conversaciones desde una comunicación abierta y no violenta no elimina el conflicto, pero sí lo convierte en algo más generativo: una oportunidad de construir confianza y claridad en lugar de erosionarla.
Herramientas prácticas para empezar a aplicar CANV
No hace falta convertirse en experta de la noche a la mañana. Puedes ir practicando con pasos concretos:
Revisa tu intención antes de hablar
Pregúntate: ¿quiero tener razón o quiero entendernos? Esta sola pregunta cambia la dirección de la conversación.
Observa sin juzgar
Distingue los hechos de tus interpretaciones. No es lo mismo decir “nunca me escuchas” que “ayer, mientras hablaba, mirabas el móvil”.
Habla de lo que sientes, no de lo que “es”
Expresiones como “me siento frustrada cuando…” generan más apertura que acusaciones directas.
Conecta con tus necesidades
La CNAV nos invita a mirar qué necesidad hay detrás de cada emoción: ¿reconocimiento, apoyo, claridad, respeto?
Formula peticiones claras
Evita las exigencias. En lugar de “tienes que cambiar esto ya”, prueba con “¿podrías…?” o “me ayudaría si…”
Escucha de verdad
No pienses solo en tu respuesta. Haz silencio interno para centrarte en comprender lo que la otra persona quiere expresar.
Respira antes de responder
Puede sonar básico, pero una pausa consciente evita que salte la respuesta automática y da espacio para elegir otra manera de reaccionar.
Agradece los intentos de diálogo
Reconocer que la otra persona se ha abierto a la conversación —aunque no se llegue a un acuerdo inmediato— refuerza la relación.
Para líderes y equipos: Debemos aprender a transformar conversaciones difíciles en oportunidades.
En entornos laborales, la falta de recursos de comunicación genera desgaste colectivo: líderes agotados, equipos desconectados y conversaciones que se vuelven batallas. Apostar por la CANV no solo mejora el clima, también multiplica la capacidad de innovar, resolver problemas y cooperar.
En resumen: la Comunicación Abierta No Violenta no es “hablar bonito”, es aprender a escuchar y expresar lo que importa sin levantar muros. Es un cambio de intención: pasar del miedo y la reacción al deseo de construir. Y aunque no siempre sea fácil, cada intento cuenta. Te animamos a ello. ¿Necesitas nuestra ayuda?
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